Wilma Correa da Silva aprovecha su dilatada experiencia como costurera y organizadora comunitaria para lanzar una cadena de producción cooperativa y grupos de comercialización para mujeres. Wilma proviene de una familia pobre. Creció en un suburbio de clase trabajadora de Río de Janeiro. Dejó de estudiar después de la escuela primaria para trabajar en una gran fábrica de telas (malharia) donde trabajó durante casi diez años. Cuando se casó y quedó embarazada fue despedida (al igual que muchas mujeres de la fábrica a los empleados) porque su empleador no estaba dispuesto a proporcionar la licencia de maternidad de 4 meses y otros beneficios que la ley garantiza a las mujeres embarazadas. Después del nacimiento de sus dos hijos, Nilma, como muchas mujeres de su vecindario, aumentó los ingresos familiares pequeños cosiendo o haciendo artesanías en casa. Activa con la iglesia y las organizaciones comunitarias de su vecindario, Wilma organizó el primer grupo de producción de mujeres en Inhauma. El grupo tuvo mucho éxito. Un estudio reciente realizado por Judith Tendler del MIT sobre los proyectos de medios de vida, empleo y generación de ingresos de Ford Foundations menciona que la clave en los proyectos más exitosos es a) un enfoque estrecho, que permite una comprensión profunda del proceso de producción, los mercados, suministro, etc. b) agregar un "componente faltante" a un conjunto de actividades ~ ya implementado, cj networking de contactos, especialmente con el gobierno y las instituciones poderosas (iglesia). En el caso de Wilma, todos estos componentes estaban presentes: conocían muy bien su oficio desde el suministro hasta la producción y la comercialización. El proyecto proporcionó "elementos faltantes", como la economía de escala en materiales y suministros. Y a través de la iglesia y la comunidad, el proyecto pudo ampliar fácilmente su red de contactos. El grupo de Wilma creció y hoy tiene más de 20 mujeres. Ganan unos 300 dólares mensuales cada uno, una cifra que equivale aproximadamente a cinco veces el salario mínimo brasileño, sin dejar sus hogares y sus hijos. El grupo de costura también se convirtió en un foro de discusión sobre problemas familiares y de la mujer. En 1985 Wilma fue invitada a las celebraciones del Día Internacional de la Mujer en Itajai. El contacto con grupos de mujeres y la discusión de temas de mujeres hicieron que Wilma se diera cuenta de que las mujeres de todo el mundo compartían problemas de desempleo, falta de habilidades profesionales. Falta de guardería para sus hijos, etc. Al mismo tiempo, también se dio cuenta del alcance del potencial de réplica de su exitosa experiencia. Desde entonces, Wilma ha ayudado a iniciar 5 nuevos grupos. En los primeros 4 meses, brinda una amplia asistencia, desde ayudar a las mujeres a conocerse hasta enseñar contabilidad básica y cómo lidiar con la inflación. Después del período inicial, su asistencia personal declina, a contactos semanales y reuniones mensuales. Estos cinco nuevos grupos están en pleno funcionamiento ahora, pero hay muchas solicitudes de ayuda para formar nuevos.